viernes, 18 de mayo de 2012

Soñé, sueño y soñare, muchas veces escribo mis sueños pero mas que nada los vivo, los disfruto y los saboreo.

En estos 6 últimos años vivía de esos sueños, no podía hacerlos realidad porque siempre había cosas mas importantes que hacer, que comprar, que resolver. Este fin de semana, por fin, me mude (con mis pulgas siguiendome los pasos) a un apartamento que de verdad me gusta, ya no es el mas económico ni el que escogí para salir del paso, es uno que se adapta a nuestras necesidades y que además tiene un precio que nos acomoda.

Soñaba con una casa amplia, una cocina iluminada, grandes ventanas, techos altos y escaleras rusticas. Lo visualizaba en mi mente y me pasaba los días mirando revistas sobre decoración, miraba los letreros de alquiler pero me decía a mi misma: Paciencia Gi, ya llegará!!! y así pasaban los días, en un apartamento en que fui feliz y dichosa pero que no era mi favorito.

Sin embargo, en ese apartamento mi vida cambio, obtuve fuerzas para desprenderme de asuntos que me colgaban del alma, crecí como profesional, crecí como madre, crecí como ser humano. Estoy muy agradecida por todo cuanto paso en el, eso me hizo mejor y convertirme en lo que soy hoy, una persona excepcionalmente paciente que sabe que los tiempos de Dios son perfectos y que todo ocurrirá cuando tenga que ocurrir. Ni un día mas ni un día menos.

Hoy tengo techos altos, ventanas grandes, muchas luz, cocina amplia y una escalera de ensueño y hasta un gazebo para fiestas, las pulgas felices y yo mas.

Ahora empieza una nueva etapa en nuestras vidas y tenemos que celebrarla... como ya dije hace un tiempo, la acepto. Aceptamos la salud, las bendiciones, la prosperidad, la paz, la dicha, el amor.  Lo aceptamos porque somos hijas de Dios, porque nos lo merecemos y porque trabajo para tenerlo, sin dañar, sin zancadillas, con amor en lo que hago.

Y asi continua la aventura de nuestras vidas...

martes, 1 de mayo de 2012

A VECES...

A pesar de que lo dias pasan y las cosas mejoran hasta convertirse en un sueño a veces siento desfallecer, a veces temo no sentirme agradecida de todo lo que tengo y que Dios decida dejarme en el estado anterior, a veces temo traumatizar mis hijas con tantos sermones sobre estudiar, recoger, limpiar, vivir como la gente, dar los buenos dias, cuidarse, no dejar perder las cosas que, aunque sean materiales me cuestan mucho trabajo. A veces decido echarle la culpa a las hormonas que mis glandulas no producen y me dejo llevar en mis palabras coronandolas con las palabras magicas de "tu papa no pone un centavo en esta casa". Se que suena grotesco, hasta yo misma me horrorizo. A veces las niñas se quedan calladas ante tales estallidos de temperamento, eso tambien me molesta y exclamo como loca que soy una estupida hablando sola. Luego me siento mal y quisiera tener la fueza de voluntad para quedarme callada, solo a veces. Es tan dificil hacerlo sola, es tan cuesta arriba ser siempre la mala de la pelicula, la de los NO, la de los reproches y la de los castigos a sabiendas de que alguien por ahi, que puso su espermatozoide, esta de lujo solo preocupandose por si mismo. Entonces, a veces, me enojo conmigo misma por haberlo permitido, por seguirlo permitiendo, por tomar la mala decision de dejar que mi corazon lo eligiera a el. Necesito cerrar definitivamente ese capitulo y decidir si me importa o no me importa, si puedo sola o no, si son ellas almas culpables que necesitan pagar algo en esta vida y yo soy su implacable caudillo. El odio no desaparecera si el resentimiento encuentra lugar en la mente, lo alejo, le pido a Dios fuerzas, lo descarto, trato de aniquilarlo pero a veces, solo a veces, aparece. Entonces vuelvo a ver mis pulgas que se que me aman, decido que no tienen la culpa, que al final nadie es responsable y que somos mas fuertes y valientes por todo cuanto ha pasado, que yo soy quien debe cerrar el capitulo, recapacito de nuevo en que no debe importarme, aun cuando a veces no pueda, aun cuando sea injusto. Les debo el derecho de decidir por ellas mismas su relacion con su padre, ellas son sabias y sabran como enfrentarlo, como amarlo o como alejarlo de sus vidas. Mientras tanto sigo con mi carrera para que nadie me preparo, la de ser madre, la que tiene que sermonear hasta el infinito, hablar hasta que no le queden palabras, pevenirlas de los males, verlas sufrir y verlas ser felices. Las decisiones cambian vidas, a sean buenas o sean malas, debo dejarlas que las tomen aunque, a veces, sepa que que no son las correctas. Y asi veo pasar los dias, las veo felices pero a veces calladas, las amo de forma incondicional y no puedo dejar de repertirselos, las corrijo porque las amo, critico sus actos no sus personas, nada puede hacer que eso cambie en mi, aunque a veces, solo a veces me quisiera rendir.