jueves, 30 de abril de 2009



Aunque se que sueno reiterativa: Amo mi trabajo!!!!!!!

Es estresante y mal pagado pero lo amo…..me gusta y seria injusta si lo negara, tengo algo que a muchos seres humanos les falta, el amor a su trabajo. Me siento bendecida por el y todo lo que trae consigo. PERO, por que coño siempre existe un PERO, hay una parte de el que es muy triste.

Trabajo en una de las empresas distribuidoras de energía de mi país, somos legalmente responsables por los accidentes que puedan causar nuestras líneas, incluso, muchas veces, nos vemos precisados a pagar por los hechos causados por la negligencia ajena.

En un día cualquiera los técnicos me llaman para decirme de accidentes fatales donde mueren niños, seres inocentes de que sus padres, como buenos dominicanos, decidan ¨robarse la luz¨

Y entonces, surgen casos como este:

Unos irresponsables, que se suponen sus padres, dejan durmiendo a 2 niñas pequeñas: Una, apenas tiene de 3 años y la otra, pocos meses de vida. De un momento a otro la casa empieza a incendiarse fruto, presumiblemente, del mal estado de las instalaciones eléctricas internas. La mas grandecita de ambas niñas, se despierta sobresaltada y trata de sacar su hermanita menor que se esta asfixiando y en este afanoso e infructuoso intento resulta gravemente quemada. La pobre infeliz fue despegada de la cuna y sacada por los vecinos que acudieron al ver las llamas.

Imaginar el hecho me dejo desconcertada, aturdida, dolida y hasta rabiosa, es imposible para una niña de esa edad sacar a otra de una cuna y es mas difícil aun cuando tus pies y manos se están quemando. La niña más pequeña murió y la otra esta en una situación delicada, lo peor es que estos padres que las dejaron solas están sueltos, no habrá repercusiones legales porque al fin y al cabo ahora ellos asumen el papel de victimas.

Este caso me conmovió hasta el punto que ese día no tuve paz, todos aquí nos sentíamos desmoralizados. Como vivirán ellos en lo adelante ??? no se, no lo imagino, a lo mejor desean morir también. Pero talvez encuentren la forma de perdonarse, de buscar una excusa valida para sentirse bien con ellos mismos. - ¨Ojala lo consigan¨, me susurra el angelito que reposa en uno de mis hombros y yo, que quiero contradecirlo y para beneplácito del ocupante de mi otro hombro, digo: - ¨Ojala se pudran en el infierno¨.

Ese día llegue bien temprano a casa y abrace fuertemente a mis 3 tesoros, estaba con el alma hecha pedazos y llorando desconsoladamente.

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