Eric....

Dice un refrán: ¨A quien Dios no le manda hijos, el diablo le manda sobrinos……¨

En mi caso Dios me mando 3 preciosas muñecas y me mando muchísimos sobrinos, de todos tamaños, colores y sabores, cada uno de ellos excepcionales y a los que amo como si fueran míos. Ayer uno cumplió sus 15 años. Eric Alexander Carlo.

Mi hermana dice que tengo una forma muy rara de querer, cuando amo a alguien lo hago entera, rabiosa y desinteresadamente, no tengo otra forma de hacerlo. Soy egoísta, celosa, absorbente……. Y aunque muchas veces no deba, me entrego por completo. También soy extremista cuando el sentimiento es a la inversa.

Eric nació y me robo el corazón, es mi bebe querido, el niño que nunca tuve e imagino que a mi edad, tampoco tendré. Su madre, al tenerlo de soltera, vivía con nosotros, es por eso que todos vivimos sus primeros días y fue mas de la familia que de ella.

Decimos que Eric es de otro planeta, es un niño organizado, respetuoso, amable, educado, buen estudiante, tiene el habito del ahorro (en extremo), come bien, duerme bien, no es parrandero, no se ha involucrado en ninguna pandilla Guatemalteca, no bebe, no fuma, no usa drogas, obedece a su madre (la acepta como es y la apoya), adora a mi hijas y a su hermana, es tolerante… es…. es… podría seguir con muchos mas.

Mi niño habla poco pero se que su corazón esta lleno cosas buenas, lo admiro y de haber tenido un hijo me hubiera gustado que fuera como el, pero al reconocer en mis adentros que el es uno, único e irrepetible, mi cuerpo no se arriesgo a engendrar un varón.

Mi niño fue mi piloto para ser mama y a lo mejor soy mejor por el.

Mi niño es la adoración de mis padres, todos lo sabemos, lo entendemos y hasta lo alentamos.

Mi niño tuvo que ser el primero en aprender el humor negro de mi familia, los chistes a su costa son muchos y de variadas tonalidades. Tolero sobrenombres y bromas por muchos años, luego nacieron los demás y pudo descansar un poco.

Mi niño fuerte y valiente se fue a Guatemala, debe ser el hombre que cuida de las 2 latosas que el destino le impuso, el fue el único que no lloro cuando nos despedimos.

Mi niño ya no es mi niño, sigue creciendo, saliendo mas y mas de la concha que hicimos para el. Ya empezara a vivir, ya casi debemos dejarlo ir, ya casi inicia su propia aventura.

Te amo y te extraño con todo mi corazón.

Que Dios te bendiga.
Tu tía Yaya