Una de las razones de mi viaje era, para muchas personas, algo trivial. Aunque he viajado al Norte, bueno, bastante, nunca había tenido la suerte de ver la nieve, mi amigo "M" se había propuesto que la vería con él, en un lugar donde no deja de caer por meses. La verdad Papá Dios hizo maravillas, el clima fue perfecto, y el ultimo día, cuando ya me iba, el vuelo se retraso casi por una hora a causa de la intensa nevada que caia, del avión solo veía los copos blancos caer.
Pero para empezar, cuando volaba hacia allá, anunciaron nieve en NY, yo estaba super emocionada. Miraba por las ventanillas buscando un poco de blanco en la lejana tierra, en el sube y baja del avión atravesabamos las nubes y verlas era un espectaculo impresionante, parecía que podías caminar sobre ellas, simplemente bajar del avión y echar a correr.
Para mi sorpresa tuve que esperar hasta llegar a Minnesota para ver la nieve. El olor, ese olor que nunca olvidare, llenó mi cuerpo; el crujir de la nieve bajo mis pies, me dejó como una niñita con un juguete nuevo; ver los paisajes blancos, todos cubiertos de nieve, es algo que nunca olvidaré.
Mas que nada pensé en el maravilloso y bello planeta que Dios nos dio, ese que se destruye un poco cada vez gracias a nuestra insensates. También pensé en las cosas que damos por sentado y que vemos en la cotidianidad sin prestarles atención. El sol, la lluvia, las flores, el nacimiento de una nueva vida..... Esas cosas, que pasan todos los dias y a las que no les damos el valor que tienen porque definitivamente, en nuestra carrera por la vida, muchas veces nos olvidamos de vivir.
te dieron nieve por un tubo... que pena que para mi proximo viaje no la vere!! pero te voy a decir una cosa querida, somos suertudas en tener unos amigos como los que nos gastamos...
ResponderEliminarMe gusta saberte bendecida y agradecida.
ResponderEliminarQue chulo y que envidia a la vez..... nieve.
Que papá Dios me la bendiga y me la haga cada día más bella y valiente de lo que ya es.