lunes, 7 de junio de 2010

A un amigo...


Oí la noticia muy temprano y eso marcó todo mi día. Mi amigo acababa de ser víctima de un atentado, 2 balas dispersas en su cuerpo amenazaban su vida. En el primer momento pensé que moriría, luego con el paso de las horas, se hizo muy evidente que no. Me reproché a mi misma por ser tan dura y negativa.

Conocí a "J" hace mas de 2 décadas, Dios quiso que tuvieramos la misma inclinación profesional y nos tocó tomar clases en los mismos salones por 5 años mas. Toda una vida. Yo, que abandoné el ejercicio de Derecho por mucho tiempo me quedé atras de mis otros compañeros que hoy día ya tienen un renombre como abogados; entre ellos está él.

Hoy día, a varias semanas del incidente, "J" está con su familia fuera del país, allá le hicieron los chequeos y los arreglos necesarios para que su vida continúe lo mas normal posible. Por mi parte sé que jamás será el mismo.

Cuando regrese se encotrará con la dificil tarea de reiniciar su rutina, imagino que tendrá un poco de temor, tendrá dolor y a la vez dará gracias por ese malestar, verá sus hijos y pensará en lo que hubiera sido de ellos sin él, llorará, se que muchas veces llorará.

Me pongo a pensar en los cambios que deberá hacer en su vida, creo que entre todos los caminos que tiene la opción de seguir solo puede tomar uno: Ser valiente.

Debe ser valiente porque debe seguir gritando al mundo cuando se cometen injusticias, porque debe tender la mano a quien lo necesite, porque deberá sentirse identificado con los que puedan correr su misma suerte o los que pueden morir. Debe ser valiente porque debe enseñar a sus hijos que no pueden darse por vencidos pero mas que nada debe ser valiente porque tiene que vivir para ellos.

Debe ser valiente porque mucha gente se sintió conmovido con su historia, porque mucho dejaron escapar lagrimas furtivas de impotencia y de tristeza. No tiene otro camino mas que seguir, con valentía, con perseverancia, con gratitud.

Nunca fuí a verlo a la clínica, nunca lo llamé, él nunca leerá esto, a lo mejor un día me vea en la calle y piense que fuí indiferente ante su dolor, me tranquiliza saber que no fue así, porque en mi corazón se grabó el momento en que sentí que mi piel se erizaba, en que la tristeza me inundó, ese día y los siguientes fueron exactamente iguales.

Hoy leí la declaración de su padre de que perderá la vista del ojo afectado, salvó su vida de milagro, creo que cualquier otro detalle es totalmente insignificante. Sigue vivo y eso hace toda la diferencia.

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