viernes, 12 de octubre de 2012

Un cuento.....


Esto lo escribi hace años, no se si lo habia publicado.....




Gabriela mira fijamente sus pies. –Debería hacerme el pedicura.-pensó al momento en que veía su reloj, pronto desechó la idea. Danilo, su esposo, llegaría a la casa en poco menos de dos horas y no quería ni pensar en enojarlo. Odiaba cometer esos errores que provocaban una estampida de golpes e insultos. Todos causados por ella. Que tonta podía ser.

Alzo la vista y creyó ver a Rosa, quien era su amiga, casi su hermana. Con ella se reunía cada miércoles en la tarde a beber café en una cafetería cercana a la casa. Este era el único momento de la semana en que se sentía libre, ahí podía dejar un poco el miedo y la desesperación en que estaba sumida su vida. No entendía porque se sentía tan vacía. Danilo era un buen esposo, se lo daba todo. El siempre le recordaba lo dichosa que era al tenerlo como compañero.- Nunca estarás a mi altura, te falta clase.- le decía. Se sentía tan agradecida de que él pudiera quererla, a pesar de sus defectos.

Gabriela estudió muchos años en la mejor universidad de su país, allí era una chica popular y alegre. Soñaba en grande, vivía en grande. Tuvo uno que otro enamorado pero cuando llegó Danilo su mundo cambió, el se convirtió en el centro de su existencia. Y fue muy feliz, era todavía feliz o así quería creerlo ella.

Pensó en sus padres, aquellos padres a los que no quería hacer sufrir, a aquellos que había visto mantenerse fuertes ante las adversidades de su matrimonio. Fracasar en el suyo no era una opción, tendría que darles la razón, aceptar como verdad lo que tantas veces le oyó decir a su madre:-Ese joven es muy posesivo contigo Gabriela.

Posesivo? De donde habrá sacado su madre semejante idea.

Rosa caminaba hacia su amiga. Le daba una pena enorme ver en lo que se había convertido Gabriela. Como había caído tan bajo, como permitía que el cretino de su esposo la golpeara? no lo entendía. Sonrió dichosa agradeciendo su matrimonio, Manuel era un buen hombre, solo se enojaba cuando estaba tomado, lo cual se hacia cada vez mas frecuente.

La charla entre las amigas seria corta. Como cada semana ambas salían corriendo, inventaban excusas y compromisos. Conforme pasaba el tiempo ambas empezaban a temblar y a fumar insistentemente. Ninguna se percataba de las muecas inconcientes que hacían y de la forma en que se torcían sus bocas. Ambas relataban lo maravilloso de sus vidas con una didáctica casi de cuentos de hadas.

Sus vidas, al parecer tan diferentes estaban unidas por un hilo casi invisible pero fuerte, el dolor acechaba, estaba en sus vidas y ninguna quería reconocerlo. Hacían lo que muchas, buscar la paja en el ojo ajeno.

Salir del círculo de la violencia y del maltrato físico y emocional al que están sometidas muchas mujeres no es fácil, pero tampoco es imposible, yo soy prueba viviente de ello. Con el tiempo rehaces tu vida y la de tus hijos, dejas a un lado el miedo, el dolor, la inseguridad y toda aquella agonía en que vivías. Hoy suelo recordar como yo oraba en silencio, sin poder dormir, con el Santo Rosario entre las manos, pidiendo un milagro.

Mi realidad es hoy muy diferente y no vuelvo atrás, solo me queda mirar de reojo y seguir adelante. Nunca olvidar, recordar me mantiene fuerte. No hay peor pesadilla que la que vivimos despiertas.

No más mujeres muertas, seamos fuertes, sigamos adelante. Mujeres, observen las señales, nada ocurre al azar!!!

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