martes, 10 de marzo de 2009

La vida sexual de Charlie


Mi amigo Charlie (ya he dicho que es un nombre ficticio) todavía es un hombre en la plenitud de su juventud, aun no alcanza la madurez pero tampoco podemos decir que es un jovenzuelo. Es alto, un pelo negro y abundante adorna su cabeza; actualmente esta soltero; conduce un buen vehiculo y tiene un excelente trabajo. No estaría de más decir que es esplendido, amable, caballeroso, familiar y en extremo simpático. Todo un ser de otro planeta.

Hace un par de decadas, mis amigas y yo solíamos verlo en los bares y discotecas de moda, allí bailaba al compás de cualquier ritmo. Su cadencia no tenia parámetros, moviéndose como todo un bailarín. Sin temor a exagerar puedo decir que muchas, en su momento, hicimos “muy malos pensamientos” con estos movimientos. Seria como un piropo muy socorrido en las inmediaciones del centro de nuestra ciudad: “Si caminas como cocinas, guárdame el concon”. En aquellos años las relaciones sexuales eran tema tabú y no muchas se atrevían a ir más allá de los malos pensamientos. Lo peor del caso es que nuestra curiosidad de adolescente se veía agudizada con sus gestos y comentarios, el alardeaba constantemente de sus dotes como amante y lo satisfechas que quedaban sus damiselas.

Los días, meses y años han pasado. Todas nos casamos y ninguna logro hacer la prueba de laboratorio pero, para satisfacer nuestra curiosidad, a nuestros oídos han llegado las experiencias de otras que si tuvieron, de una u otra forma, una relación con el individuo. Una de ellas me comento tiempo después: - Ese tipo no tiene la menor idea de cómo hacer sentir bien una mujer-, otra dijo: - Es pésimo-. La tercera me hizo una descripción muy detallada de los hechos, preliminares, movimientos y sonidos, pero estos, de yo narrarlos, traerían como consecuencia que cerraran de por vida mi espacio en el cibermundo.

Los hombres no imaginan los temas y más aun, el tono de las conversaciones que mantenemos las mujeres. Lo detallado de algunas cosas y lo explicitas que somos sexualmente hablando. Es mas, hemos convenido reunirnos para crear un sistema computarizado donde con solo poner el nombre y el numero de cedula de un hombre, tengamos acceso a toda la información sobre la capacidad de aguante, magnitud, longitud y viabilidad del encuentro, toda una base de datos. Esto nos evitaría malos momentos o más bien, nos evitaría perder nuestro valioso tiempo en nada.

El rumor corre como pólvora y queda muy maltrecha la moral de un caballero, si entre nosotras se riega su mal comportamiento “colchonistico”; si es egoísta o dadivoso; si es sutil, amoroso o tosco; si es muy rápido o muy lento; si es creativo o por lo contrario es tímido y miedoso. Llueven los detalles y caen las cabezas.

Ahora, cuando tropiezo con mi amigo Charlie, solo me queda mirarlo y disfrutar internamente de un secreto a voces. Sus movimientos cadenciosos ya no producen efecto en mí.

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